Jenny invitó a Lucas y Mateo a ver Netflix en su habitación. En cuanto se quedaron a solas, se besaron y desnudaron, ansiosos de explorar nuevos terrenos.
Jenny se dejó penetrar por ambos a la vez, sacudiendo su mundo. Sus embestidas fueron salvajes, explorando cada posición posible en un triángulo de placer.
Descubrieron facetas extremas del éxtasis que Jenny imaginó solo en sueños húmedos. Jenny experimentó orgasmos múltiples y explosivos, sacudiéndose entre sus brazos.
Lucas y Mateo eyacularon dentro de ella, llenándola de satisfacción. Se separaron jadeantes, cubiertos de sudor, semen y deseo insaciable.
Esa sesión la marcó para siempre. Había explorado placeres salvajes y saciado un secreto apetito. Nunca lo olvidarían.
Habían sido creados para vivir momentos así, aunque fuera solo por una tarde. Una tarde de locura que nunca olvidarían.
Jenny salió transformada, su alma abrasada. No habría vuelta atrás. Su vida secreta acababa de comenzar. Un amor prohibido del que nunca se arrepentirían. Un amor que jamás olvidarían.