Jenny era una mujer china de 25 años. Pese a su apariencia inocente, Jenny tenía un secreto: le fascinaba la idea de explorar placeres prohibidos con hombres occidentales. Nunca se había atrevido a dar ese paso.
Un día, Jenny conoció a Mike, un apuesto norteamericano de ojos azules y sonrisa encantadora. Mike tenía una energía sensual que encendió el deseo de Jenny.
Jenny comenzó a coquetear descaradamente con él en la clase de yoga que compartían. Mike sonrió, divertido y complacido, alimentando su pasión creciente. Jenny supo que solo era cuestión de tiempo para llevarlo a la cama y saciar su apetito insano.
Un día, Jenny fingió un esguince en la rodilla para pedirle que la ayudara a estirar. Mike acudió ansioso y se ofreció a masajearla. En cuanto se encontraron a solas, Jenny lo besó apasionadamente, dominada por la lujuria.
Mike se dejó seducir, embriagado por sus besos intensos y caricias. Jenny lo desnudó rápidamente, admirando su cuerpo bronceado y musculoso. Se dejó penetrar profundamente, sacudiendo el mundo de Mike.
Sus embestidas fueron salvajes y frenéticas, explorando cada posición imaginable. Exploraron sin límites el placer, descubriendo facetas extremas del éxtasis que Jenny nunca creyó posibles.
Jenny experimentó el éxtasis del orgasmo anal por primera vez, sacudiéndose entre sus brazos. Mike eyaculó dentro de ella, llenándola de satisfacción. Se separaron jadeantes, cubiertos de sudor y semen.
Esa fogosa sesión de pasión la marcó para siempre. Había explorado placeres prohibidos y saciado un secreto apetito salvaje en su primera vez. Nunca lo olvidaría.